Los Telediarios de la Pública y el fútbol de algunos

La tendencia de los Telediarios se ha multiplicado hasta lo insoportable...
... pese a mi queja (claro, y quién soy yo).

Queja enviada a la Defensora del Espectador de RTVE el 17 de abril de 2014


Hola, buenas tardes.
Las aspiraciones comerciales de una televisión privada podrían justificar que toda su programación se vuelque en torno a un acontecimiento en el que la empresa ha invertido su dinero. En el caso de la televisión Pública no es comprensible esta mecánica. Y en el caso de los informativos, sea pública o privada la televisión, mucho menos debe verse condicionado el relato periodístico por criterios de rentabilidad económica. 
Es decir, veo absolutamente injustificable que el Telediario 1 de Televisión Española dedicase toda su portada (antes de titulares) y los 10 minutos siguientes (después de titulares) a la final de la Copa del Rey. A este aperitivo le siguió una buena ración en la sección de Deportes, que para este tipo de eventos está, creo.
Sospecho que la cobertura de la televisión pública no habría sido la misma si dicho partido lo emitiese otra cadena. Sospecho que esta cobertura se mide únicamente por su rentabilidad. Está más injustificado todavía el espectáculo intrascendente del Telediario si tenemos en cuenta que durante toda esta semana la escalada de violencia en Ucrania mantiene en tensión a buena parte del mundo. Me gustaría, además, se nos explicase a los contribuyentes de la Radio y Televisión Públicas quiénes son los responsables de decidir esta agenda y contenidos informativos. 
Muchas gracias.


Respuesta de la Oficina de la Defensora

"Estimado Sr. Arias: 
 Gracias por dirigirse a la Oficina de la Defensora con su observación sobre la información deportiva en los telediarios. La Defensora no tiene competencias en la selección de contenidos, que depende de los editores de los informativos que con criterio periodístico seleccionan las noticias. Remitimos su correo a la Dirección de Informativos para que puedan conocer su opinión y puedan valorarla adecuadamente. Agradecemos su interés en nuestras emisiones. 

Reciba un cordial saludo, 
Oficina de la Defensora del espectador, oyente y usuario de medios interactivos de RTVE".

Entrevista de Sol y Luna


- Hoy he visto amanecer y me he acordado de ti, que lo sepas.

- ¿¡No me digas!? ¡Qué rabia! Creo que ya lo comenté alguna vez, pero leí hace tiempo que la mayoría dormimos cuando tiene lugar el acontecimiento, quizá, más bonito del día: el amanecer.
Me propongo aguardar una noche, hacer unas fotos, y luego enviártelas.

- Pero lo hacemos los dos el mismo día. Tú allí y yo aquí. A ver quién consigue las más bonitas. Aunque supongo que todos los amaneceres son bonitos.

- El sol como disfraz.... qué forma tan peculiar de pasear los sentimientos... capturando pequeños fragmentos de la vida. Y más vida que el Sol.....

- La Luna, quizá. Aunque ella es más de vivir de noche.

- Y, sin embargo, la vemos porque el Sol sigue dándole "vida".

- Por eso puede que viva más que él. Solamente recibe. No da. Pero cuando muera el Sol... ¿quién la verá?

- Sólo aquellos que la hubieran mirado tanto que la tuvieran clavada en los ojos.

- Una vez que el Sol muera la Luna eclosionará, es un huevo de dragones y el Sol es el que le da el calor que necesita.

- Oye, suena interesante. Yo diría que pasó lo mismo con ese planeta llamado "Azul"... Pero a los dragoncitos los educaron mal. No a todos, eso sí.

- Si el planeta Azul eclosionó... ¿Dónde dices que viven los dragones ahora?

- Unos encima de otros; el que se creyó más fuerte, sobre los demás. Y ese fue designando a otros dragones menos fuertes sobre los que apoyar su "grandeza". Claro está que se hizo insoportable para algunos...

- Pero era necesario un lugar fijo para que todos viviesen, ¿no?

- ¿Para vivir? Qué va; aquellos dragones vivían sobre la fantasía que creyeron mejor. Eran especiales. De hecho, se creían únicos en aquella sopa.

- Me gusta la idea, bastante.

- A mi también.

Cartas que nunca me publicarán en El País (3)


¿Periodismo? complaciente 

“Yo soy el milagro”, declaró José María Aznar al diario ‘The Wall Street Journal’ en 1997. Y poco después puso el primer ladrillo. El ex presidente del gobierno ha mantenido siempre activa su vanidad ante las cámaras, pero cuidándose muy mucho de a quién tiene enfrente. Lo demostró en su último discurso televisado en directo y que tanto está dando qué hablar. Quería una plataforma desde la que lanzar dardos envenenados, no que se cuestionara con ímpetu los asuntos turbios en que está y estuvo envuelto. 
El ex presidente se rodeó bien en aquélla cita, contó con la complacencia de algún y alguna periodista que incluso lo mentó como artífice del “milagro económico español”. No entiendo cómo no se sonrojó nadie en ese momento. De los tres entrevistadores, ninguno puso en entredicho que fuera él el milagro o que la burbuja inmobiliaria fuera un milagro.
Desde luego Aznar estará encantado. Llegó con la intención de allanar el camino ante un posible regreso y se encontró con que no estaba solo, le ayudaron.